Coincido plenamente klouD, muy buena forma se estudiar la inteligencia, y además coincido con tus apreciaciones.
Añadiría lo siguiente, que es un inciso sobre los estímulos para la inteligencia o para la adaptación y desarrollo: lo que nosotros llamamos tecnología, o forma de utilizar el conocimiento para alcanzar un objetivo... viene mediado precisamente por esos OBJETIVOS... ¿Se puede hacer un estudio de la elección de los objetivos, de las valoraciones? ¿Existe criterio para saber si hay objetivos mejores unos que otros? Así que ¿la inteligencia la debemos limitar tan sólo a la consecución de los objetivos que nos planteamos... sin entrar a juzgar si esos objetivos son mejores o peores que otros? ¿Qué es un objetivo, no es un estado de ánimo en su raíz? Los objetivos son los deseos, pero se dice que no sabemos lo que queremos porque precisamente buscamos una consecuencia (estado de ánimo, ya sea de paz, de alegría, etc...) pero no conocemos las causas para conseguir esa consecuencia.
Sabemos que los estados de ánimo son respuestas de nuestra mente frente a estímulos, y sabemos que los estados de ánimo poseen intensidad, duración y cualidad... pero no sabemos conseguir el mejor estado de ánimo.
Por otro lado muchas tecnologías se crean para superar a la burocracia o a la sociedad misma (sus valores, miedos o prejuicios)..., y muchas veces debemos desarrollar una tecnología para recuperar un bien perdido... un bien perdido debido a una nueva forma de vivir o de relacionarnos.
Por otro lado la inteligencia se suele ver promovida, o bien por la angustia, o bien por la búsqueda de nuevos placeres (debido al aburrimiento, que podría ser catalogado como un tipo de angustia al fin y al cabo).
Ahora bien, si algo descubrió el protagonista de "Hacia rutas salvajes", y todos los psicólogos, desde Freud, Adler o Lacan... es que los estados de ánimo son, antetodo, una producción social. Así que, partiendo de aquí, me atrevería a decir que la inteligencia, antetodo, debería ir destinada a la eliminación del egoísmo y aquello que lo fomenta (por ser paradójico respecto a nuestros objetivos, es decir, los estados de ánimo placenteros), ya que sirviendo a la totalidad es como mejor servimos al individuo. Saludos.